Con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2012, el Papa Benedicto XVI trata de analizar la
cultura de la comunicación para ofrecer elementos de reflexión a las personas
de hoy y para orientar las acciones pastorales de la Iglesia. El tema de esta Jornada tiene que ver con dos
elementos clásicos de la comunicación que son el “silencio” y la “palabra”, aspectos
que cada día son más importantes en el contexto de la cultura digital y que
responden a las dinámicas de la comunicación, especialmente en el contexto de
la transformación cultural originada en los desarrollos tecnológicos.
Cuando se habla de comunicación, se
pone en juego una serie de expresiones y una gran variedad de elementos
visuales, auditivos, escritos que manifiestan el verdadero sentido de la
comunicación, en este caso el Papa habla de un “silencio” no como ausencia de palabras
y de expresiones, sino que el silencio hace parte del flujo de mensajes e
informaciones que caracteriza la nueva cultura de la información “existe un
silencio que es un elemento primordial sobre el cual la palabra resbala y se
mueve, como el cisne sobre el agua. Para
escuchar con provecho una palabra, conviene crear desde antes en nosotros
mismos este lago inmóvil. La palabra
surge del silencio y al silencio vuelve”.
El silencio se hace siempre más
interesante en el contexto del flujo de preguntas que en un cierto sentido es
el motor de la moderna cultura de la comunicación, según dice el Sumo
Pontífice, el silencio nos permite escuchar bien las preguntas para discernir
lo que el otro está tratando de comunicar.
Sugiere el Papa que al corazón de estas preguntas hay una pregunta
fundamental que es la búsqueda de la Verdad y de aquí nace de nuevo la importancia
del silencio como el lugar privilegiado donde el sujeto humano se encuentra
delante a sí mismo y delante a Dios.