viernes, 30 de diciembre de 2011

SIGNO DE CONTRADICCIÓN


Una sola razón y muchas formas de celebrarla, la razón: el nacimiento de nuestro Salvador.  Esto es la Navidad, la fiesta de las familias, de los regalos, la fiesta de los niños, de los villancicos, de las cenas y del compartir.  Cada país, cada región, cada población tiene su manera de celebrar este gran acontecimiento.  Sin duda es un momento muy especial, porque en la mayoría de lugares se reúnen en familia para vivir y recordar en torno al Belén uno de los acontecimientos centrales de la fe: el nacimiento de Jesús, portador de una buena noticia, portador de la paz.  Al mismo tiempo este acontecimiento ha sido siempre un signo de contradicción, porque mientras se celebra el nacimiento del Príncipe de la Paz, en algunos países sigue reinando la violencia, la muerte, la guerra que está destruyendo comunidades enteras, esta guerra que viven por ejemplo los países del Norte de África, o en el Oriente Medio, dice todo lo contrario de lo que es la paz.

Países que han sufrido la corrupción y la violación de los derechos humanos, se han convertido en ríos de sangre, imágenes que a diario vemos de personas asesinadas en medio de las multitudes que manifiestan, se ha vuelto algo cotidiano y muy natural.  Parece que la vida cada día pierde su valor, el respeto por el otro cada día es menos reconocido.  El hombre se sigue dejando llevar por unos ideales que corrompen su mente y su corazón, el poder, el dinero, el ser reconocido ante los demás, lo ha llevado a estos lugares en los que se encuentran muchas naciones.  Hoy ya no se piensa por el interés de una sociedad, sino por el propio interés, por el propio bienestar.

En este tiempo de Navidad, de Paz, es cuando nace el promotor de la Paz y sigue esparciendo esta semilla de Amor, Él fue un verdadero signo de contradicción, fue el motivo de la división de muchos pueblos, pero al final reinó la Verdad, esa Verdad que hace libre al ser humano y la misma Verdad que es necesaria que siga gobernando en las mentes de quienes dirigen nuestros pueblos para que se reconozca al ser humano como un verdadero hijo de Dios.

lunes, 12 de diciembre de 2011

INICIA LA VISITA DEL PAPA A MEXICO

El Papa Benedicto XVI ha celebrado la Eucaristía en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de las Américas, el pasado 12 de diciembre en la Basílica de San Pedro, con una considerable presencia de latinos residentes en Roma. El objetivo de la Eucaristía fue el de agradecer a Dios por América como el país de la Esperanza y en torno a esta celebración recordar a algunos países latinoamericanos que celebran el Bicentenario de su independencia (Argentina, Colombia, Chile, México, Venezuela y Paraguay). El Sumo Pontífice ha resaltado la necesidad de mirar a la Virgen María con ojos de esperanza en medio de las dificultades que se viven en estos países latinoamericanos defendiendo la vida humana desde su concepción.

En este tiempo de grandes cambios culturales que se están viviendo, el Papa Benedicto XVI invita a un renovado anuncio del Evangelio a través de eventos que marcaran un ritmo de vida cristiana especia, como es el Año de la Fe para el próximo año y el Sínodo sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana” que se celebrará del 7 al 28 de octubre de 2012. La misma visita que realizará a México y a la Isla de Cuba como momentos especiales para el continente Latinoamericano, el continente de la esperanza en medio de violencia y de situaciones sociales que han hecho cambiar la visión esperanzadora de estos países.

En esta solemnidad de la Virgen de Guadalupe, el Sumo Pontífice invitó a todos los fieles a preparar con un corazón siempre disponible el tiempo de la Navidad, como un tiempo de paz y de unidad familiar en las parroquias, animando del mismo modo la actual “misión continental” que se ha promovido desde Aparecida, para que la fe cristiana arraigue más profundamente en el corazón de las personas y los pueblos latinoamericanos como acontecimiento fundante y encuentro vivificante con Cristo. El continente de la esperanza sigue siendo reconocido por su esfuerzo y lucha constante en querer superar sus dificultades y seguir anunciando la semilla del Evangelio que recibió hace un poco más de 500 años en la primera evangelización.