Iniciamos un tiempo muy especial en la Iglesia, la Cuaresma, cuarenta días para reflexionar, meditar y perdonar. El llamado que en este timpo escuchamos, es la conversión, el cambio, pero sobre todo la capacidad para perdonar y ser perdonados. Una vez Pedro le preguntó al Maestro: "¿Señor, cuántas veces tengo que perdonar?", esperando tal vez que le diera una respuesta cuantitativa, una respuesta matemática, pero la sorpresa fue mayor al escuchar las palabras del Señor que expresan mucho más de lo que es una multiplicación de números, esta respuesta de Jesús: "No te digo que hasta
SIETE veces, sino hasta
SETENTA veces
SIETE". Esto no es una operación matemática, esta respuesta de Jesús es un llamado a tener la capacidad de perdonar siempre y en todo momento, de esta capacidad de perdonar nace el amor, quien es capaz de perdonar, es capaz de amar. Jesús hizo exactamente lo mismo, perdonó en todo momento, incluso en el lugar más dificil que fue la cruz, allí perdonó a sus verdugos: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Es la máxima prueba de perdón y con la misma muerte en la cruz, es la prueba más grande de amor que ha tenido para con nosotros. Dos palabras bien importantes que en esta
CUARESMA escucharemos:
PERDÓN Y AMOR.